28 maggio 2002
de Alicia
Gutiérrez
Fortalecer la cooperación con hechos constantes o vivir abocados a un creciente desacuerdo. Ésa fue, con distintas palabras, la disyuntiva planteada ayer por los participantes en el Encuentro sobre el Diálogo entre Culturas, bajo la presidencia del príncipe El Hassan bin Talal de Jordania, reúne en Sevilla hasta hoy a representanes de las dos orillas del Mediterráneo.
Y todos, aun con matices, se inclinaron por la primera opción. En ese
mensaje, y en la urgencia de globalizar valores y derechos, abundaron los dos
máximos representantes de la orilla norte en el foro: el secretario de Estado
de Exteriores, Miquel Nadal, y el presidente de la Junta, Manuel Chaves,
quienes subrayaron la necesidad de que la ayuda al desarrollo a los vecinos de
la orilla sur adquiera un carácter estratégico en la política de la Unión
Europea.
“Hay que pasar del diagnóstico a las acciones”, dijo el secretario de
Estado, quien, con un discurso radicalmente opuesto al que en los últimos meses
prima en las intervenciones del Gobierno y tras cifrar en 1 a 15 la diferencia
de renta per cápita entre norte y sur, reclamó una “apertura generosa de los
mercados” y definió la inmigración como “una oportunidad de integración y
progreso en las dos orillas”, ahora separadas por “un mar de fractura más que
de unión”. La inmigración, añadió, “no es sólo una oportunidad sino una
necesidad. Es un factor de estabilización económica de primer orden”, remarcó,
al tiempo que recordaba cómo España ha sido en su pasado lejano y reciente
tierra de mezcla, apostilló, debe ser “ordenada” y España debe actuar de modo
“generoso”.
En la elocución de Nadal no hubo ni una referencia al binomio
inmigración-delinquencia, esgrimido recientemente por José María Aznar. Sí la
hubo en la intervención de Chaves, quien recordó cómo se está produciendo “una
cierta criminalización de los inmigrantes”. El presidente de la Junta, que
alertó contra la intolerancia que surge como una marcha en Europa, apuntó al
nudo de la cuestión: “Hay un problema estructural; que hay libre circulación de
mercancías pero aún nadie ha encontrado una regulación adecuada que garantice
la libre circulación de personas”. Si el plan de inmigración que apruebe en
junio la cumbre europea de Sevilla no va acompañado de “otro que manifieste una
voluntad política de cooperación al desarrollo”, la UE – dijo – no dará “una
respuesta adecuada”.
Quien con mayor crudeza expuso el peligro de perderse en diagnósticos y
demorar “el tratamiento” fue el ex director general de la Unesco, Federico
Mayor Zaragoza: “El diagnóstico perfecto es la autopsia, pero llega tarde”.